En la época, formar parte del Colegio de Abogados, equivalía por lo menos a trabajar en un ministerio en un cargo de máxima confianza. Comunicados de prensa constantes, reclamaciones democráticas, solicitudes de reducción de penas, defensa de procesados y seguimiento de todas las vicisitudes que la transición democrática cruzaba en nuestro camino incluidas las solicitudes de indulto para Puig Antich y miembros de ETA.