Los 32 trozos del mundo

¿Podría el Atlético de Madrid recuperar un resultado positivo de alguno de esos universos surgidos a lo largo de cada jugada y de cada balón dividido que va cayendo en posesión de uno u otro jugador según las paradojas cuánticas?
corazon y coraje
Por mucho que nos empeñemos en analizar la realidad de forma compleja, por mucho que pasemos tiempo leyendo para acertar con sesudos análisis de la globalización, de la cantidad de dinero destinada al rearme europeo o a las fanfarronadas de Trump en sus idas y venidas, el mundo es pequeño y sencillo: no tiene más extensión que las 32 piezas de cuero que componen un balón de fútbol.

Leo que ese universo de cuero, con forma de icosaedro cercano a la perfecta esfera, se compone de 12 pentágonos y 20 hexágonos y que esa información es más que suficiente para que los humanos podamos encontrar la verdad de nuestra vida circunscrita al pellejo de un cerdo cosido con cuidadito. No somos mucho más y debemos conformarnos con que toda la cosmología inventada hasta el momento debería ser reducida al estudio de esos polígonos que conforman la esencia de todas nuestras pasiones.

Hoy podemos comprobar que, en paralelo al desarrollo de largas discusiones sobre lo que ha pasado en la entrevista de Sánchez con Feijoo, o del análisis de los muchos deberes pendientes de la izquierda y la extrema derecha para estructurar la realidad actual con sus muchas exigencias, lo que de verdad importa, lo trascendente, se encuentra reducido a sí dos piezas de cuero, una en la zapatilla de un futbolista y otra formando parte de un balón, entraron o no entraron en contacto.

Hoy la física recreativa ha entrado a formar parte de las discusiones de barra de bar para saber si hay forma de determinar, a nivel atómico, si eso se ha producido o no se ha producido, si alguna ley de la física puede aplicarse a la demostración empírica del fenómeno y a si las reglas de la justicia divina se aplican o no se aplican a lo largo del desarrollo de un partido de fútbol. ¿Interviene la voluntad de Dios para favorecer o perjudicar a alguno de los contendientes? ¿Ese salto en la imagen que vimos al inicio de la retransmisión es la demostración de que hay universos paralelos que discurren separándose cada vez más tras la toma de una decisión y que esa separación permite múltiples resultados? ¿Podría el Atlético de Madrid recuperar un resultado positivo de alguno de esos universos surgidos a lo largo de cada jugada y de cada balón dividido que va cayendo en posesión de uno u otro jugador según las paradojas cuánticas?

No os engañéis: hoy lo que importa es poder demostrar que se tiene la razón absoluta y demostrar que el resto de los mortales se equivocan. Sólo yo puedo saber si ese balón fue contactado una o dos veces en alguna de sus 32 piezas de cuero. Esa es la realidad que importa y que, una vez más, se escapa del conocimiento humano. Ya decían los Pitagóricos que el conocimiento del dodecaedro podría tener consecuencias nefastas para la humanidad, así que imaginaros lo que nos puede deparar el encierro de universos enteros en un icosaedro. ¡Peligrosísimo!

JUAN MANUEL BELTRÁN.

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