Día mundial de la masturbación

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Me entero, por casualidad, de que dentro de los fastos diarios programados por la ONU hay un día, el 7 de mayo, dedicado a la masturbación. Como la cosa tiene enjundia, creo que vale la pena dedicarle dos neuronas a ver hasta dónde nos lleva la deriva de tan destacada efeméride.

Desde que Onán nos descubrió el coitus interruptus “eyaculando sobre la tierra”, la cosa ha venido arrastrando una leyenda negra que nos amenazó a los viejos con toda clase de desgracias: desde la ceguera a la deshidratación de la médula recorrimos toda clase de futuros castigos y maldiciones. Los adolescentes que pasaron por la religión cristiana han arrastrado el sentimiento de culpa por esos manejos que, ahora, se celebran en todo el mundo animando a los jóvenes para darle a la cosa con fruición. Curioso que algo tan común fuera objeto de una persecución tan feroz cuando, lo sabemos ahora, es algo que pertenece a los habituales usos y costumbres del personal.

Si los chicos afrontamos la desgracia sin abandonar esa tendencia a “hacer el amor con alguien a quien tanto queremos”, las chicas dieron un salto enorme y quedaron fuera de todo registro. Sencillamente, ellas “no hacían esas cosas”. El famoso Satisfyer no había llegado a ese oscuro periodo de negaciones y absurdos, aunque los deseos de ellas se satisfacían de muchas formas en el lado oscuro de la atención. La ciencia avanza y la tecnología, infalible, reina hoy en muchas camas solitarias que no conocen, ni de lejos, el sentimiento de culpa.

Pero lo de la masturbación progresa y hoy coloniza nuevos órganos sin que muchos sean capaces de identificar “las pajas mentales” que muchos políticos se hacen acompañados de un “power point” que, dotado de poderes mágicos, basta ejecutar para que la realidad se transforme. Una vez enseñado el misterio informático, descansan tranquilos mientras parecen comentar, muy satisfechos, “ahí queda eso”, os he regalado mi genialidad y ya no hace falta nada más. Según ellos, ese proyecto ya es real, se ha convertido en parte de su magnífica gestión y no hay nada más que hablar. Milagrosa la capacidad de ese sistema informático para confundir y dar sensación de realidad cumplida. Los más habilidosos han conseguido “vender” lo mismo durante tres o cuatro años seguidos sin que sus votantes se percaten del truco. Verdaderos genios, sí.

Me parece estupendo que celebremos este día, pero ya puestos, me parece que la ONU se queda, como muchas otras veces, muy corta en sus aspiraciones: ¿Para cuándo un día internacional del 69? Digo yo que, ya que nos hemos metido en esa juerga, podrían traer más y más sifones hasta completar todas las imposibles opciones del Kama Sutra y así, como buenos y fieles ciudadanos, tendríamos la posibilidad de seguir el calendario a través de un año verdaderamente glorioso; un año de estupendo sexo que nos permitiera olvidar al resto de los problemas del mundo, algo que se nos da muy bien.

¿No sería fantástico un mundo entero dedicado a conocerse mejor, hacer amistades nuevas y hacerse mimos mientras nos olvidamos de guerras, enfrentamientos y problemas? Los bonobos consiguen una muy buena dinámica social gracias a esas extendidas prácticas “pansexuales”, no nos olvidemos. Elegir una actividad tan pobre como la masturbación habiendo tantas y maravillosas maneras de ejercitarse en el sexo con verdadera dedicación y entrega, me parece que, estando bien, aspira a poco. Ya lo dijo el profeta anunciando las tribulaciones de nuestro actual mundo: a follar, que el mundo se va a acabar. Estamos listos para la extinción, así que a darle al fornicio, a ver si arreglamos algo.

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