
Volvemos una vez más al caso de la pequeña Chifae, la niña marroquí que falleció sin poder ser atendida en España debido a la burocracia consular. A pesar de cumplir con todos los requisitos para obtener un visado humanitario, el Consulado General de España en Tetuán impidió que su madre y ella obtuvieran el documento necesario para recibir tratamiento médico en Andalucía. La Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía había aprobado la solicitud presentada por la Asociación Proyectos Sahel, emitiendo una carta oficial de respaldo*. Además, el hospital asignado confirmó su disposición a atenderla el 17 de enero de 2024 y se le otorgó un Número de Seguridad Social provisional (NUSS: AN1844764602)*. Aun con toda esta documentación en regla, la niña no pudo viajar y lamentablemente perdió la vida.

Retomo este tema porque la indignación que ha suscitado entre intelectuales, docentes y miembros de ONG’s tanto en España como en Marruecos es enorme. No solo por la negativa injustificada del consulado a recibir el expediente de visado, sino también por la frialdad con la que se respondió a la denuncia pública de lo ocurrido. No se trata de un ataque personal contra el cónsul, el consulado o su equipo, ni mucho menos contra España. Es una llamada de atención sobre un sistema que, una vez más, ha demostrado no funcionar adecuadamente. Esta denuncia busca evitar que una tragedia similar vuelva a repetirse, que otra vida, ya sea de un menor o de un adulto, no se pierda a causa de una burocracia insensible y opaca.
Es fundamental esclarecer lo sucedido, identificar los fallos y exigir responsabilidades a quienes deben velar por la eficiencia y transparencia de este servicio. La falta de humanidad y la rigidez administrativa han sido factores determinantes en este caso y merecen ser examinados con seriedad.

A quienes dentro del consulado cuestionan la veracidad de los datos aportados o acusan a quien suscribe este artículo de difundir información falsa, los insto a presentar pruebas que desmientan lo expuesto. Si consideran que lo aquí relatado es un bulo, tienen la posibilidad de refutarlo de manera oficial y con argumentos sólidos.

Desde la publicación del primer artículo tras el fallecimiento de Chifae, ha quedado claro que mi intención no es señalar culpables, sino buscar transparencia y justicia. Como testigo directo del caso y como enlace entre la familia y el fallecido doctor Ramón, siento la responsabilidad moral de dar a conocer la verdad. Mi preocupación siempre ha sido el bienestar de Chifae y el reconocimiento del esfuerzo humanitario del doctor Ramón. Hoy, mi prioridad es honrar la memoria de ambos y abogar por que esta lamentable situación no vuelva a repetirse. Por último, recuerdo a quien duda de los hechos denunciados y los documentos adjuntos que en nuestro poder quedan otros muchos, entre otros el correo del excelentísimo Cónsul de Tetuán en respuesta al del fallecido doctor Ramon publicado en el artículo anterior.
TODO SOBRE CHIFAE
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