Crítica de “María” Angelina Jolie regresa para deslumbrar.

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Pablo Larraín, director, guionista y productor chileno, ha construido a lo largo de su filmografía una identidad cinematográfica única, caracterizada por su enfoque en historias políticas y biográficas. Su cine no solo aborda momentos cruciales de la historia de Chile, sino que también revisita figuras icónicas de la cultura y la política con una sensibilidad particular.

Haciendo una retrospectiva de su filmografía, encontramos un repertorio ecléctico de títulos que consolidan su estilo:
• “Tony Manero” (2008) – Un thriller psicológico sobre un hombre obsesionado con John Travolta en Fiebre de sábado por la noche, ambientado en la dictadura de Pinochet.
• “Post Mortem” (2010) – Relato que transcurre durante el golpe de Estado de 1973 en Chile.
• “No” (2012) – Protagonizada por Gael García Bernal, narra la campaña publicitaria que ayudó a derrotar a Pinochet en el plebiscito de 1988. Nominada al Óscar a Mejor Película Extranjera.
• “El club” (2015) – Un drama contundente sobre sacerdotes católicos acusados de abusos, ganador del Oso de Plata en Berlín.
• “Neruda” (2016) – Una visión ficcional sobre la persecución de Pablo Neruda en Chile.
• “Jackie” (2016) – Biopic protagonizado por Natalie Portman sobre Jacqueline Kennedy en los días posteriores al asesinato de John F. Kennedy.
• “Spencer” (2021) – Un drama psicológico sobre la princesa Diana, con una destacada interpretación de Kristen Stewart.

Larraín ha logrado equilibrar el cine de autor con producciones de alcance internacional, convirtiéndose en uno de los cineastas latinoamericanos más influyentes de nuestra época. Por ello, asumir un biopic sobre María Callas parecía un desafío hecho a su medida.

Un retrato íntimo de la diva

“María” aborda la tumultuosa, trágica y, a la vez, majestuosa vida de la legendaria soprano. Siguiendo una estructura narrativa que Larraín ya ha utilizado en sus biografías previas, la película nos sumerge en los últimos días de Callas a través de un relato fragmentado en flashbacks, tomando como eje una entrevista. La cinta reimagina sus momentos finales con una composición cinematográfica delicada, meticulosamente pensada en su forma y tono.

Uno de los aspectos más sorprendentes del filme es la interpretación de Angelina Jolie, quien, a pesar de no tener un parecido físico evidente con la protagonista de la historia, logra capturar su esencia con una precisión asombrosa. Jolie entrega una de las actuaciones más matizadas y emotivas de su carrera, alejándose de sus papeles más comerciales para sumergirse en un personaje introspectivo, frágil y, al mismo tiempo, imponente. Su interpretación dota a Callas de una profundidad que trasciende la simple imitación, atrapando su aura y permitiendo al espectador conectar con su compleja psique.

Desde el punto de vista narrativo, el filme resuelve con gran destreza el uso de múltiples flashbacks, los cuales contrastan con escenas más íntimas en las que la protagonista deambula por una especie de limbo existencial. A medida que avanza la historia, nos sumergimos en la mente de Callas, experimentando sus recuerdos y anhelos de forma casi onírica. Los silencios, las miradas perdidas y los pequeños gestos hablan tanto o más que los diálogos, logrando que el espectador sienta el peso del paso del tiempo y la nostalgia de una vida que se va desvaneciendo.

Uno de los mayores aciertos de la película es la forma en que Larraín juega con la fina línea entre la realidad y lo etéreo. En cierto sentido, María es el testamento fílmico de un alma atrapada entre dos mundos: el de la gloria pasada y el de la inminente despedida. La cinta nos envuelve en un tono melancólico, donde Callas parece ser el fantasma de sí misma, aferrándose a los recuerdos mientras se prepara para dar su último adiós.

¿Demasiada melancolía?

Si bien es cierto que la película podría ser tachada de excesivamente nostálgica, su impecable factura técnica y artística hacen que esta sensación se transforme en una virtud. Larraín cierra con María su trilogía sobre mujeres icónicas con un filme que, aunque quizás más contenido que Jackie o Spencer, mantiene su sello distintivo.

Uno de los aspectos más llamativos es la sorprendente ausencia de la ópera en un filme que, en teoría, gira en torno a una de las sopranos más importantes de la historia. La música no es un elemento protagonista, sino un susurro, un eco lejano de un pasado glorioso. Larraín opta por relegar el aspecto operístico a un segundo plano, utilizándolo como un recurso para subrayar la añoranza de la cantante por sus días de esplendor. Es una decisión narrativa arriesgada, pero coherente con la visión del director: más que centrarse en la artista, la película se adentra en la mujer detrás del mito.

Larraín no solo respeta a María Callas, sino que la eleva a una dimensión casi divina, y es que , hay talentos que parecen más cercanos a lo celestial que a lo terrenal.

El flashback en el que una joven María Callas y su hermana se ven obligadas a entretener a un soldado nazi a cambio de dinero. Una escena dura y reveladora que aporta una nueva capa de profundidad al personaje.

Te encantará si…

Si disfrutaste Jackie (2016) y Spencer (2021), encontrarás en María una obra que sigue esa misma línea estilística y temática.

Lo mejor
• Angelina Jolie, ofreciendo una de las interpretaciones más sensibles y emocionales de su carrera.
• Un reparto secundario sólido, con destacadas actuaciones de Pierfrancesco Favino y Alba Rohrwacher.
• La elegancia visual y narrativa con la que Larraín construye un retrato introspectivo y poético.

Lo peor
• La escasa presencia de la ópera en la película. Aunque es una decisión justificada dentro de la narrativa, puede decepcionar a quienes esperaban un acercamiento más musical a la figura de Callas.

Javier Granados.

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