La Unión Europea y la seguridad en 2025

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Un tema de máxima actualidad y relevancia para todos los europeos es el de la Seguridad. Siempre ha debido serlo, pero el hecho de que EEUU tuviera un gran interés en proporcionarnos esa seguridad y que, además, para la UE era cómodo y barato que esta función recayera sobre EEUU, ha hecho que la seguridad pasase a un segundo plano para la UE.

Esto le ha permitido a la UE concentrar su interés en desarrollar enormemente su área económica y convertirse en una gran potencia económica. Si la UE se hubiese responsabilizado de su propia seguridad, una importante parte de su capacidad económica se habría tenido que dedicar a la seguridad en detrimento del desarrollo de otras áreas. Cuando algún estado ha planteado la necesidad de una seguridad propia de la UE los argumentos más importantes para rebatir la propuesta eran que disponiendo ya de la OTAN, cuyo funcionamiento y capacidad era indiscutible y gozaba de la máxima reputación, no tenía sentido sustituir esa responsabilidad o duplicar esfuerzos de todo tipo, especialmente económicos, para crear otra organización europea de carácter militar o político-militar que se ocupase de la seguridad de la UE. Los debates fracasaban siempre. Por supuesto, ni EEUU ni el Reino Unido tenían algún interés en que tal propuesta prosperase.

Hay que reconocer que, aunque Obama ya destacaba y “denunciaba” la escasa aportación de la UE a su propia seguridad, el aumento de las aportaciones de los estados de la UE a su propia defensa no atrajo una especial atención hasta el primer gobierno de Trump. El liderazgo de EEUU en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, desde su creación, es algo indiscutible. Es cierto que, en términos absolutos, EEUU es el país que más aporta al mantenimiento de la Organización (casi dos tercios de los gastos totales), pero ello le ha permitido y permite el control absoluto de la misma, convirtiéndola en un instrumento más de la política exterior de EEUU. Y, por distintas razones, EEUU y la UE, se sentían cómodas y satisfechas con esa situación. Ese poder de control de la seguridad europea facilitaba a EEUU la aplicación de su política, no sólo militar, en Europa y en el resto del mundo. 

Debemos destacar que la gran potencia militar de EEUU, en recursos humanos y en capacidades y medios militares, también requiere su uso en las distintas crisis internas y externas existentes en el mundo o en provocarlas. 

Podría decirse que, si no fuese así, EEUU tendría que reducir enormemente sus efectivos militares (en recursos humanos y materiales). El gran comercio armamentístico de EEUU tendría que reducirse significativamente, claro.

En 2023, Estados Unidos destinó aproximadamente el 3,4% de su Producto Interior Bruto (PIB) al gasto militar, lo que equivale a unos 880.000 millones de dólares.

Libro blanco de la Defensa

Hasta ahora lo más parecido en la UE a un Libro Blanco de la Defensa era La Brújula Estratégica de 2022 que establecía unos objetivos hasta el año 2030. En parte, ya mencionaba la necesidad de mejorar la defensa aérea, drones, ciberseguridad, movilidad y coordinación industrial, pero no entraba en detalles técnicos ni establecía prioridades claras por sistema (por ejemplo: cuántos misiles, qué tipo de drones, cuánta munición producir, etc.). 

La llegada al poder de Donal Trump, el cambio de la política norteamericana con respecto a la guerra en Ucrania y su posición sobre el gasto que dedicamos los estados europeos a la defensa han hecho que la UE reaccionase rápidamente y así, este pasado mes de marzo, ya se ha publicado el Libro Blanco de la Defensa de la UE, en el que se detalla mucho más claramente lo que se esbozaba en la Brújula Estratégica, complementándola y proporcionando herramientas concretas para implementarla, especialmente en el ámbito financiero y operativo.

Capacidades defensivas actuales de la UE. Fortalezas y debilidades

Si la UE fuese un estado tipo Rusia, EEUU o China, el potencial bélico de la misma sería muy importante. La suma del personal, recursos, medios militares y capacidades para una lucha armada convencional de todos los estados miembros de la UE, sin duda, sería el correspondiente a una importante potencia mundial. Al hacer esta consideración sobre la evaluación “actual” de nuestro potencial bélico falla la primera premisa: No somos un estado único como sucede con los que he mencionado anteriormente.

En el momento actual, como ya se ha indicado, tanto la disuasión como la posible defensa de la UE se basan en la OTAN. 

A priori, ambas tienen un nivel más que aceptable, son buenas o muy buenas, pero con grandes condicionantes para los intereses de la UE que las hacen vulnerables y débiles. Uno de ellos es que hay importantes estados que son miembros de la OTAN y tienen grandes capacidades militares como el Reino Unido y Turquía, principalmente, pero que no son miembros de la UE. Y otro, muy importante, es la dependencia de EEUU.

Pese a esa debilidad, la fortaleza militar de la UE es grande porque la OTAN lo es y, hoy por hoy, la seguridad se la proporciona la OTAN. Incluso un solo estado de la UE puede considerarse fuerte porque su seguridad reside en los artículos 4 y 5 de la OTAN que permitirían que la OTAN actuase de forma inmediata en socorro de un estado de la UE, perteneciente a la OTAN, que fuese atacado por otro estado. En este sentido, podemos considerar que la capacidad armamentística actual de la UE para disuadir y defenderse de una agresión es alta. 

Por supuesto estamos hablando de agresiones convencionales, incluidas las de la llamada guerra híbrida. Ante un ataque nuclear también estaríamos cubiertos por el paraguas de la OTAN, pero sólo podrían responder EEUU, Reino Unido y Francia que son los únicos estados de la OTAN que tienen capacidades nucleares. La dependencia de estos países sería otra debilidad.

El Art. 42.7 del Tratado de la UE establece que …. “Si un Estado miembro es víctima de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros le deberán ayuda y asistencia por todos los medios a su alcance…” Es un artículo similar, aunque en la práctica de menor relevancia, al Art. 5 de la OTAN. 

Además de los condicionantes de la seguridad de la UE señalados por la dependencia de la OTAN (es decir, de la decisión de EEUU y de estados que son miembros de la OTAN y no de la UE), la UE posee fortalezas y debilidades destacables.

Las principales fortalezas son:

  • Desde el 2017 la UE tiene un mecanismo de cooperación estructurada permanente (la PESCO) que permite mejorar la capacidad de la UE en materia de seguridad internacional, desarrollar proyectos conjuntos de defensa (como drones, ciberdefensa o movilidad militar) y mejorar la interoperabilidad y eficiencia entre los ejércitos europeos.
  • La UE dispone de un Fondo Europeo de Defensa (EDF), que está orientado a la investigación y al desarrollo de capacidades militares dentro de la UE.
  • La UE ya tiene una Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), que es la que ha permitido el despliegue de misiones militares y civiles en el extranjero.
  • La UE está muy avanzada en ciberdefensa y en seguridad híbrida, en estrecha colaboración con la OTAN.
  • Y la industria de defensa es bastante potente con empresas como Airbus, Leonardo, Thales, Rheinmetall, INDRA… que son líderes mundiales. También tiene una alta capacidad de producción de tecnologías avanzadas (aviones, radares, sistemas de misiles, etc.).

Sin embargo, la UE tiene importantes debilidades:

  • Las más críticas son precisamente las derivadas de no ser un estado único. Aunque acabo de decir que tenemos una PCSD, las decisiones hay que tomarlas por unanimidad y los intereses estratégicos de los países miembros de la UE son muy diferentes. No tenemos una verdadera política exterior común de la UE y no podremos tenerla sin una integración política real. Y esto supondría una pérdida de soberanía de los estados a nivel individual a la que, hoy por hoy, no parece que se vaya a renunciar. Fíjese, por ejemplo, que pese a la actitud positiva de Francia de poner a disposición de la UE su capacidad nuclear, su uso se supedita siempre a la decisión francesa en cada caso concreto, es decir, no cede su carácter nacional. La UE no tiene una visión común de la seguridad.
  • Hay una gran duplicidad de capacidades de los distintos países: Multitud de aviones diferentes (Eurofighter, Dassault, F-35, F-16, F/A-18 e incluso el MiG-29, que utilizan Polonia y Eslovaquia) y hasta 17 carros de combate diferentes. No digamos la cantidad de vehículos militares que requieren repuestos y mantenimiento específicos. Y pese a los avances en interoperabilidad de los ejércitos y el aumento del número de maniobras, la interoperabilidad sigue siendo un reto. 
  • Sin el apoyo norteamericano no tenemos una verdadera autonomía para gestionar una guerra a gran escala.
  • A nivel europeo, el gasto militar no está coordinado. Cada estado gasta en lo que desea.
  • La UE no tiene una cadena de mando militar como tiene la OTAN, por ejemplo, o como la que tiene cada uno de los estados de la UE.

Por todo ello, la UE debería invertir con cierta urgencia (la que marque EEUU alejándose de ella) en aquellas áreas en las que somos más vulnerables, es decir, a los ataques con misiles balísticos, de crucero y drones. Necesitamos sistemas como Patriot, IRIS-T, NASAMS, SAMP/T y también desarrollar los misiles supersónicos, que son otra de nuestras carencias.

Recursos Humanos

Otro aspecto importante en la defensa de la UE es el de los recursos humanos de la UE.

La UE tiene cerca de 1.4 millones de efectivos en activo (fuerzas armadas regulares) y hay unos 500.000 reservistas. Sin embargo, sólo un porcentaje reducido está realmente entrenado, equipado y listo para desplegarse rápidamente. Es posible que menos de 10-15% de esa fuerza esté realmente operativa en condiciones de un despliegue inmediato. El servicio militar obligatorio fue eliminado o suspendido en la mayoría de Estados miembros y algunos países (como Alemania, Italia o España) tendrían problemas serios para reclutar jóvenes.

Hay gran disparidad entre las capacidades operativas de los países de la UE. Mientras algunos tienen fuerzas grandes y bastante operativas (Francia, Grecia y Polonia), otros tienen capacidades muy limitadas (Luxemburgo, Eslovenia o Malta).

No hay coordinación de recursos humanos a nivel europeo, ni un sistema de formación común.

Tampoco tenemos un “ejército europeo”. Tan sólo tenemos una fuerza de despliegue rápido de 5.000 soldados.

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