Hola devoradores de Palomitas, algo extraño ocurre en el cielo, miremos más allá de las nubes , ¿Es un pájaro ? ¿Es un avión?
La importancia de Superman para la historia del cine va mucho más allá de su impacto como personaje. Es, literalmente, la piedra angular sobre la que se construyó todo un género: el del «cine de superhéroes». Un subgénero que en tiempos modernos está volviendo a sufrir una metamorfosis, este cine de evasión esta viviendo una etapa donde el publico ya está agotado de tanto super poder , blockbusters algorítmicos , universos expandidos y existencialismo kafkiano.
Sin Superman, probablemente no tendríamos el Universo Cinematográfico de Marvel, el Batman de Christopher Nolan, ni la moda de las películas post-créditos que obligan a los espectadores a esperar por minutos en la oscuridad solo para ver a un personaje secundario aparecer diciendo algo absurdamente críptico en muchos casos o sencillamente añadir una secuencia sin ningún fundamento narrativo que no lleva a ninguna parte (salvo al servicio, después de tan larga espera)
Viajemos a un hermoso pasado o regresemos al futuro en nuestro particular Delorean como si fuéramos Marty Mcfly hasta 1978 con Superman: The Movie, dirigida por Richard Donner y protagonizada por el eterno Christopher Reeve . Fue la primera vez que un estudio de Hollywood apostaba fuerte por un personaje de cómic con un presupuesto ambicioso, un reparto de lujo (Marlon Brando como Jor-El, nada menos) y un enfoque serio. “Creerás que un hombre puede volar”( nunca un eslogan llevaba tanta razón), desde luego que lo creímos , sus efectos especiales revolucionarios para su época, una banda sonora inmortal compuesta por el legendario John Williams y a una narrativa que combinaba el mito con la emoción humana, hizo que Superman se convirtiera en el primer superhéroe cinematográfico.
Pero más allá de los efectos y la dirección, el alma de esa película fue Christopher Reeve. Su interpretación marcó a generaciones enteras y estableció un estándar que todavía hoy parece imposible de superar. Reeve fue capaz de encarnar la nobleza, la ternura y la determinación del personaje con una naturalidad que hizo que millones creyeran no solo que podía volar, sino que alguien así podía existir. Su Clark Kent era torpe, encantador y divertidamente tímido; su Superman, firme, bondadoso y confiable. Era como si alguien hubiera rescatado de la antigua Grecia a un dios con el corazón de un granjero de Kansas.
Tras el éxito inicial, llegaron varias secuelas. Superman II (1980) mantuvo el nivel y ofreció momentos icónicos, como la batalla en Metrópolis contra el General Zod y sus compinches , además de las olvidables y bochornosas Superman III (1983), Superman IV: The Quest for Peace (1987)
Después de aquello, Superman se tomó unas largas vacaciones cinematográficas. (Aunque en TV siguió apareciendo en los años venideros) Hubo varios intentos de revivirlo, incluyendo el singular proyecto de Tim Burton con Nicolas Cage como el Hombre de Acero —una idea tan particularmente extraña que todavía sorprende (las imágenes de Cage con peluca y traje ajustado aún dan la vuelta por todo el mundo entre la prensa especializada y las redes sociales)
Acercandonos a este milenio en 2006 llegó Superman Returns, dirigida por Bryan Singer. La película intentó ser una secuela espiritual directa de las de Donner, incluso homenajeando visualmente a Reeve a través de su protagonista, Brandon Routh. Aunque fue bien recibida por algunos fans, no logró conectar del todo con el público moderno. El tono melancólico y el enfoque nostálgico no fueron suficientes para relanzar la franquicia con fuerza. Superman parecía, otra vez, fuera de lugar en un mundo cada vez más cínico.
Pero como todo buen héroe, regresó. En 2013, Zack Snyder presentó Man of Steel, con Henry Cavill en el papel protagonista. Esta nueva versión del personaje apostó por una mirada más moderna y oscura, con influencias filosóficas y dilemas morales. ¿Qué significa ser un dios entre humanos? ¿Qué responsabilidad conlleva tener tanto poder? ¿Puede Superman encajar en un mundo que le teme tanto como lo necesita? Visualmente imponente y con momentos épicos, Man of Steel no fue del gusto de todos, pero logró revitalizar el personaje y lo introdujo en un universo compartido junto a Batman, Wonder Woman y compañía Universo que a día de hoy se archivo para dar comienzo a una era cinematográfica para estos icónicos personajes
Cavill, por su parte, aportó una presencia física imponente y una vulnerabilidad interior interesante. Su Superman fue más serio, más contenido emocionalmente, pero también más reflexivo. Un héroe que no sólo salva gatitos de los árboles, sino que se cuestiona si debe hacerlo. Esta reinterpretación fue polémica, pero importante: permitió que el personaje evolucionara, aunque algunos fans aún echen de menos al Superman más luminoso de Reeve.

Precisamente de esta nostalgia nace una nueva encarnación, ideada por James Guun y protagonizada por David Corenswet, donde volveremos a ver una visión mucho más optimista del personaje y probablemente más terrenal, apegado más a conflictos más humanos y terrenales . Superman en el cine ha representado la esperanza, la lucha por el bien común, la responsabilidad moral .
El nuevo enfoque de James Gunn para Superman representa un intento audaz de reconectar con la esencia del personaje sin renunciar a la complejidad emocional que demanda el cine contemporáneo. Gunn, conocido por su habilidad para equilibrar lo fantástico con lo profundamente humano (Guardians of the Galaxy, The Suicide Squad), parece dispuesto a despojar al Hombre de Acero de la rigidez icónica que lo ha vuelto, a veces, inalcanzable, para mostrarnos un Clark Kent más vulnerable, idealista y cercano.
Este nuevo Superman no busca destruir el legado anterior —el de Donner, el de Snyder o incluso el de los cómics más solemnes—, sino integrarlo en una visión que actualice su mito. . Gunn ha insistido en que su Superman es un héroe menos preocupado por su divinidad y más por su lugar en un mundo fracturado.
En un panorama de superhéroes que cada vez depende más del cinismo o la oscuridad para resultar relevante, la idea de devolverle la esperanza a Superman se siente casi contracultural. Gunn parece entender que el reto no está en hacerlo más oscuro, sino más creíble: un hombre con un código moral firme que no es ingenuo, sino deliberadamente esperanzador.
Este enfoque podría ser justo lo que necesita el universo de DC: una figura central que no solo vuele, sino que inspire, que no solo combata villanos, sino que recuerde por qué vale la pena luchar por la humanidad. En un momento histórico donde la verdad, la justicia y hasta la esperanza parecen erosionarse, un Superman genuino, bondadoso y profundamente humano podría ser más revolucionario que nunca.
si algo nos ha enseñado el cine, desde 1978 hasta hoy, es que la humanidad siempre necesitará creer que hay alguien allá arriba, observando, protegiendo… y sí, usando los calzoncillos rojos por fuera, como debe ser.
