Siguiendo el artículo sobre la Unión Europea y la Seguridad en 2025, el coronel Manuel Morato analiza las prioridades que debe tener Europa para mejorar su Seguridad.
Hay que producir más municiones y, para ello, se necesitan más fábricas.
Se necesita una artillería más ligera y móvil y unos carros de combate más modernos.
Los drones han demostrado su gran importancia en la guerra moderna. Se requieren nuevas formas de lucha contra ellos, sistemas anti-drones, nuevas tecnologías.
La ciberseguridad, la ciberdefensa, es otra nueva tecnología que ha demostrado su gran poder. Es necesario proteger las infraestructuras críticas.
La inteligencia artificial está revolucionando nuestra vida, también la forma de hacer las guerras, la toma de decisiones, la elección de los objetivos…
Hay que facilitar los movimientos de tropas y de medios militares con rapidez por toda Europa y eso también requiere cambios normativos y acuerdos dentro de la UE.
Se necesitan capacidades propias, de la UE, independientes de EEUU, especialmente en vigilancia y en comunicaciones satelitales…
Tiempo para alcanzar capacidades de Defensa independientes
Al nivel actual de desarrollo y fabricación de armamentos militares, desde que se diseña un avión de combate hasta que se entrega a las unidades (fabricación en serie) pasan más de 20 años. Un destructor o un portaaviones también se tarda unos 20 años en poner en servicio y un nuevo carro de combate entre 10 y 20 años. Por tanto, un mínimo de 20 años es lo racional para el cálculo.
Crear un sistema como Starlink en Europa —es decir, una constelación de satélites de órbita baja (LEO) para comunicaciones seguras, rápidas y globales— es un proyecto viable, pero muy ambicioso. Dependiendo del nivel de inversión, de la colaboración europea y de la tecnología disponible, se tardarían entre 5 y 10 años en desplegar un sistema operativo a gran escala.
La UE ya aprobó en 2022 un sistema tipo Starlink europeo, el IRIS² (acrónimo en inglés de Infrastructure for Resilience, Interconnectivity and Security by Satellite, es decir, Infraestructura para la Resiliencia, la Interconectividad y la Seguridad por Satélite) con una inversión inicial: 2.400 millones de euros (públicos) + financiación privada. Permitiría disponer de comunicaciones cuánticas, defensa, internet seguro y resiliente. La primera fase operativa está prevista entre 2027 y 2030. La fragmentación industrial, la burocracia entre países y la falta de lanzadores tan frecuentes como Space X no permitirían lograr un sistema similar al Starlink, propio y autónomo, hasta dentro de unos 10 años.
Hasta ahora hemos hablado de capacidades convencionales o híbridas, pero no hemos considerado la capacidad nuclear. Utilizando la base industrial de Francia o Alemania, se podría lograr en 10 o 15 años. Por supuesto, el coste y los problemas políticos y de seguridad que se crearían serían enormes.
Conclusión
Una seguridad 100% europea o independiente de los EEUU, si se deseara por la UE o si los EEUU decidieran retirar totalmente su protección, no se podría alcanzar en un período inferior al tiempo que se tarda en alcanzar las capacidades militares que se quisieran sustituir o disponer.
El nivel de seguridad de la UE es adecuado, alto, lo que ocurre es que se está planteando la hipótesis de que nos ataque una potencia militar de un país como Rusia, cuya veracidad es discutible pues no hay pruebas, amenazas verbales o escritas por parte de Rusia o de su presidente que soporten esa hipótesis. Y, por supuesto, los tres años de guerra en Ucrania muestran lo absurda que sería una aspiración imperialista de Rusia, sin considerar un ataque nuclear que podría llevar a una guerra mundial con riesgos incontrolados.
La UE ya dispone de algunas herramientas económicas, como el Fondo Europeo de Defensa, orientado a proyectos concretos en áreas como: Drones europeos (Eurodrone), Defensa aérea y naval, Ciberseguridad y Sistemas de combate terrestres.
Es evidente que la UE tiene que dedicar mucho más esfuerzo, político y económico, a aumentar las capacidades defensivas. Pero esta transformación y desarrollo de la defensa europea debe hacerse con la colaboración de EEUU y, por supuesto, si no queremos caminar hacia la destrucción, es prioritario evitar una guerra mundial para la que Europa, en su conjunto, no está preparada.
Dedicando un gran esfuerzo económico a la seguridad, y con una clara voluntad única de la UE, se puede alcanzar una independencia defensiva en un período no inferior a los 20 años, sin dejar de prestar atención al desarrollo de las capacidades de nuestros posibles enemigos durante ese período. Si la intención de Rusia es la de enfrentarse militarmente a la UE o a la OTAN no va a esperar a que la UE se rearme o aumente su seguridad alcanzando unas mayores capacidades defensivas o de ataque.
Debemos aumentar la seguridad de la UE, pero no con falsos relatos y amenazas cuestionables. Los riesgos son asumibles y no hay que asustar a la ciudadanía.
Aquí no hemos analizado la política de seguridad de la UE. Los riesgos en seguridad dependen no sólo de las acciones de nuestros posibles enemigos sino de las nuestras y de nuestra propia política. El objetivo de la UE debe ser adaptarse a la nueva situación política y de seguridad impulsada por la guerra de Ucrania y por la nueva administración norteamericana. La amenaza de la guerra no debe ser la justificación de esa nueva política. El objetivo político tiene que ser evitar la guerra.