La política española parece transcurrir entre esos dos extremos de la potencialidad de los actos, una perpetua lucha entre lo que se puede hacer y lo que se debe hacer.
Como en la parábola de la paja, la viga y los ojos propios y ajenos, cada partido le recuerda al resto lo que ELLOS deben hacer mientras que él mismo dedica sus días a hacer lo PUEDE hacer, sea lo que sea eso que puede hacer, moral o inmoral, bueno o malo.
Viene a cuento la introducción al comprobar cómo el PP se rasga las vestiduras al ver cómo el PSOE renuncia a hacer lo que DEBE, presentar los presupuestos, olvidando la casi eterna longevidad de los presupuestos de Montoro arrastrados entre el 2018 y el 2020 pero, como esos eran los suyos, no se tiene en cuenta ese pequeño detalle a la hora de avergonzar al rival.
Personalmente, creo que estamos muy mal dirigidos en el aspecto moral de la política y los partidos se dedican a estirar la realidad para que, sea como sea ésta, se ajuste a sus expectativas y necesidades como una manta que, al tirar de ella hacia arriba, nos deja los pies al descubierto. No me vale para nada, ni justifica la acción evaluada, el hecho de que se haya ejecutado “por los míos” en uno u otro momento, lo siento: todos deberíamos exigir que la vida política se ajuste a lo que DEBE ser y nunca a lo que, apurando bastante la justificación ética y moral, PUEDE ser.
Acogidos al “se puede hacer”, caemos en la relajación y en la degradación moral de una forma infame y vergonzosa, pero veo que seguimos justificando, o rechazando, cualquier acción sobre la base de que la ejecución de la inmoralidad se haya cometido por propios o ajenos, manteniendo la mejor forma de consolidar prácticas que en nada se ajustan al espíritu de las normas habituales de la democracia.
En definitiva, lo que hay que hacer es lo que SE DEBE hacer, dejando ese cómodo posibilismo para otros juegos y otros entornos menos serios y rigurosos de lo que la política, DEBERÍA ser, pero asumo que lo que digo, desde hace mucho tiempo, es un imposible. Los que hoy gritan contra el PSOE aplaudieron a Montoro y viceversa, los que denostaron a Montoro, hoy aplauden a Sánchez.
En este país, todos hacen lo que PUEDEN por encima de lo que DEBEN, así que mal de muchos, consuelo de tontos, es lo que hay, sin más. Tardaremos en ver, si es que algún día lo vemos, un entorno político regido por la lógica, la sensatez, la honestidad y el compromiso de todos con las causas comunes colocadas por encima de cualquier discusión, por desgracia. Mientras tanto, ajo y agua para todos, así de sencillo.
El pensamiento de ayer.
Prohibir la realidad
Andamos en plena polémica acerca de la prohibición de los dispositivos informáticos en las escuelas de la CAM. Sin entrar en las contradicciones que se incorporan a la lista del neoliberalismo y lo que se permite y lo que se prohíbe o regula, sí quiero entrar en lo que supondría formar a los estudiantes sólo en los terrenos que quedan fuera de internet como espacio de intercambio de información científica de primer nivel.
Para el PP de Madrid, parece posible educar y formar sin atender a lo que internet aporta al panorama docente. ¿De verdad? Una cosa es que internet esté lleno de porquería, pornografía del peor estilo, bulling en las redes etc, pero otra, muy distinta, es renunciar a informar a los niños y adolescentes sobre cómo y para qué usar bien la parte imprescindible de la red y controlar el peligro de lo negativo.
Querer mantener a los alumnos en una especie de limbo, una arcadia feliz que se desarrolla al margen de la red es, además de imposible, una estupidez de primer orden que se renuncia a la necesidad de formar, informar y enseñar cómo convivir con una realidad que, guste o no, existe y domina todo el ámbito de lo que es normal; como antes existía una sociedad marginal que amenazaba a los jóvenes. Por otra parte, esa actitud anestesia la responsabilidad tanto de los formadores como de los padres.
Lo difícil, lo complicado y lo adecuado, es formar, es educar, es implicarse en el proceso de selección, de la adecuada elección de contenidos, de discursos adecuados; el reto es FORMAR e INFORMAR para que el niño, estudiante y adolescente conozca y domine el universo de internet tanto como controla el universo físico que, según el PP, es el único al que debemos atender.
Las generaciones actuales entienden el universo de internet como un mundo real en el que viven, sufren, disfrutan y desarrollan una vida que, para ellos, es tan real como la vida que los ancianos, los mayores, llamamos “real”; intentar prohibir ese acceso, PLENAMENTE INFORMADO, es un absurdo docente de primer orden, es dejación de funciones e irresponsabilidad.
Una vez más, la derecha española intenta crear y recrear una sociedad inexistente, una aspiración de ingenuidad que crea una fachada limpia y preciosa que cubre una realidad podrida, como hizo el franquismo con el hambre de la posguerra oculta tras las loas de los turiferarios del régimen, recrear aquella España que “se fue y no ha sido”.
Educadores y políticos: hay que coger el toro por los cuernos y dar la cara, dar la batalla en favor de la formación integral de la persona plenamente informada sobre la realidad en la que viven. Lo demás es meter la cabeza bajo la arena y olvidarse de que esos niños van a seguir amenazados por todo aquello que se les quiere ocultar.