Trump tiene otras prioridades que ocuparse de Europa. China, los aranceles, Israel, los países árabes, los vecinos canadiense y mejicano, así como los latinoamericanos, el canal panameño, la isla groenlandesa y el largo etcétera de las crisis que surgen por el mundo mundial sin olvidar que en su propio país tiene prioridades como acabar con la cultura “woke” y expulsar a inmigrantes ilegales o humillarles con algún programa televisivo de una colaboradora suya para que se muerdan entre ellos por un pasaporte estadounidense.
Y en ese maremágnum Europa es como un hijo ya adulto que no da golpe, que vive del cuento y de mamá que le lava y plancha la ropa además de cocinarle sus platos favoritos y que se permite criticar a papá porque no es progre. Es decir, que llegó el momento de echarle de casa para que ahora se busque la vida.
Algunas cosas parecen bien encaminadas desde la perspectiva trumpiana, como que los europeos se gasten lo que deben en su propia defensa. Por ejemplo, un asustado Sánchez, como si fuese un alumno agobiado por los exámenes finales, se ha dado un atracón de 10.500 millones de euros y España llegará este mismo año a un gasto en defensa del 2 % del PIB, como se comprometió en 2014 en la OTAN el perezoso Rajoy.
Cuando llegas tarde, llegas tarde a todo. Parece que, mientras Sánchez nos rearma sin pasar por el Parlamento, a finales de junio la Alianza establecerá un 5 % del PIB para defensa y Sánchez lo aprobará. Puede, naturalmente, oponerse, pero carece de argumentos cuando todos los aliados piensan que hay que esforzarse más ante la agresividad de Rusia. Un 5 % que se desglosaría en un 3,5 % para gasto propiamente de defensa y un 1,5 % para gastos colaterales en materia de seguridad. Y eso que Sánchez intenta meterlo todo en el 2 %. Antes se pilla al listillo que al cojo.
Para Trump esta cumbre aliada debiera ser el punto final de su frustración europea en defensa. Solo quedaría resolver cuanto antes su diferendo con la UE en aranceles y su queja de que el ánimo regulador europeo daña los intereses de empresas americanas muy dinámicas.
Sin embargo, la china en el zapato es rusa. Putin no se presta a terminar la horrible guerra en Ucrania provocada por su inaceptable invasión militar de ese país. La única forma de acabarla es injusta pues implicaría que Rusia conserve Crimea (suya en el pasado) y parte del Donbas (siempre prorruso), pero recuperar lo perdido es imposible y perder esos territorios no es el fin del mundo para Ucrania como no lo fue para Finlandia en una situación similar con Rusia.
Trump pensó que era ello tan evidente que estará sorprendido por la resistencia rusa a un alto el fuego en Ucrania y a una paz duradera. Descubre que Putin quiere toda Ucrania porque no tolera que prospere más que Rusia insertada en el mundo occidental. Como Putin no quiere negociar con Zelensky, Trump piensa que lo puede arreglar en un cara a cara con el autócrata ruso que le da largas. Y si Rusia se aviene a negociar, pondrá condiciones inaceptables como quedarse con territorios que no ha conquistado. Quiere guerra.
El dilema al que puede enfrentarse pronto Trump no es el de obligar a Zelensky a pactar, sino de armarle más para que pueda defenderse de Rusia. La pesadilla europea de Trump no se desvanece porque por mucho que se agiten los europeos que cuentan verdaderamente, Alemania, Reino Unido, Francia y Polonia, no tienen suficiente entidad, ni siquiera juntos, frente a una Rusia militarista.
Mientras, Sánchez cultiva al mundo árabe. Hace bien. Siempre fueron amigos desde tiempos de Franco. A los judíos les expulsaron los Reyes Católicos. Con la democracia reconocimos a Israel y damos pasaportes a los descendientes de los expulsados. Hemos cumplido sobradamente pensarán en Moncloa yendo como en tantas cosas a contrapelo de nuestro mundo, el occidental.
Se puede condenar a Israel por su despiadada guerra en Gaza sin ponerse totalmente a mal con ese país porque la guerra de Gaza la declaró Hamás, que es Gaza personificado, su gobierno, un movimiento terrorista con sus milicias al mando de la Franja, un gobierno independizado del del Estado palestino sito en Cisjordania, que ahora reclama Gaza. Un Hamás votado y apoyado por los gazaties que sigue reteniendo a los rehenes capturados en el acto de guerra al estilo japones en Pearl Harbour realizado en territorio israelí el 7 de octubre de 2023 con 1.200 muertos y 250 secuestrados, muchos aún en su poder, un crimen de guerra.
En Eurovisión quedó segunda la canción de Israel que menciona la tragedia vivida por el ataque de Hamás del 7/10 sufrido por la propia cantante que se refugió en un lugar donde de 50 personas sobrevivieron solo 11. El voto popular español se inclinó abrumadoramente por Israel a pesar de las manipulaciones de TVE. Ucrania fue segunda en el televoto español. Igual Sánchez estará indignado.