De pequeño quiero tener tanta imaginación que las cosas que me pasen sean pura realidad. Bajarme de un tren al que nunca me he subido, ser el único huésped en un hotel vacío, pero lleno de fantasmas, ser capaz de escuchar el silencio y oír que me dice palabras imposibles.
Inventarme un amigo imaginario, de papel, de piedra o de tijera, con el que hable por teléfono sin teléfono, y llamarlo, no por su nombre, sino por el nombre que yo le haya puesto, Tiberio, pongo por caso o Angustias.
De amigos imaginarios es una propuesta de Juan Expósito para vivir en una ciudad sin nadie más en el mundo. Es una “Miscelánea de emociones”, la llegada de un sueño y la interrelación de unos personajes que se hacen humanos porque los interpretan unos actores. Y un músico.
María Gracia, por ejemplo, o Silvia García, o Filippo Morelli, o el mismísimo Juan Expósito. Y un músico: Luis Prado.
Estoy viendo la función y me creo absolutamente todas las situaciones que Juan, como autor y director, nos propone. Se abre el telón dejándonos ver nuevas relaciones, antiguassensaciones, ganas de triunfar, de ser (o no ser), de convertirse en niño, de escribir sin límites, de interpretar sin límites, de amar sin límites, de que la imaginación campe a sus anchas por el escenario.
Se dibuja una extraña sonrisa en los labios de los espectadores. Realmente, no sé si esto es así, pero así quiero imaginármelo. Yo soy testigo de la mía propia y de la certidumbre de que he acertado con este montaje. Sencillo, austero, familiar, cotidiano, sin trucos, transparente, lleno de vida.
Se abre el telón para dar vida a un muerto que no sale, o para resucitarlo si fuera necesario,para ser sincero mientras fingimos, para que nos reconozcan por la calle y nos recuerden y nos digan, a ti te he visto en algún sitio y que una persona desconocida se duerma en nuestro hombro en el banco del parque, en el asiento del tren, en la butaca de un cine.
En esta tarde el escenario nos saluda alegre tras los personajes. Estamos nosotros también en escena como personajes vivos, poesía, teatro, humor, filosofía, todo en uno.
Juan Expósito muestra un juego de la ironía, del sarcasmo, la realidad teatral que se mezcla con los recuerdos y lo inventado. Y no se olvida de ser un niño.
Y nos ofrece esta representación para ayudar a encontrar a aquel amigo imaginario, que no todos tuvimos. Porque en mi casa éramos muchos hermanos y uno más hubiera sido multitud. Y si añadimos un amigo imaginario por cada uno de mis fraternos, hubieran pensado que éramos de la comunidad china, por la cantidad, no por los ojos rasgados.
Pero, en realidad, sí. Mi amigo imaginario era encontrarme en un escenario con amigos actores, con escritores de talento, con poetas bajados del Parnaso. Y gracias a esa imaginación que Juan Expósito propone, lo he conseguido, veo a estos amigos en la escena, de pie ante su afición, aun en contra de lo que nuestros progenitores, con tan buen criterio, no querían para nosotros. Pero hemos acabado cayendo hacia arriba, y aunque descuarticemos a nuestro amigo imaginario, siempre estará con nosotros, sacándonos la lengua, riéndose de nuestros fracasos, aplaudiendo nuestros escasos éxitos, trayéndonos del destierro de la soledad a la plaza del dos de mayo de nuestro alzamiento contra la vulgaridad y lo consabido. Pues eso es De amigos imaginarios, que el mundo está lleno de ellos y no nos habíamos dado cuenta, todavía.

FICHA ARTÍSTICA
DE AMIGOS IMAGINARIOS
Escrita y Dirigida por Juan Expósito
Música original de Luis Prado
Reparto: Luis Prado, María Gracia, Juan Expósito, Silvia García, Filippo Morelli
Iluminación: John Doe
Producción: Amigos Imaginarios Teatro
Espacio: La Casa de Rovodorovsky