Entre el 13 y 14 de junio de 2025, se produjo un enfrentamiento sin precedentes entre Israel e Irán. Israel lanzó una ofensiva aérea de gran envergadura, denominada “Operación León Creciente”, contra más de 100 objetivos estratégicos en Irán, incluyendo instalaciones nucleares, bases del IRGC (Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica) y sistemas de defensa aérea. En respuesta, Irán ejecutó una represalia con más de 150 misiles balísticos y drones contra zonas urbanas israelíes, provocando muertos y heridos. Esta escalada marca un punto de inflexión en la confrontación regional, con implicaciones geopolíticas de alto alcance y un riesgo real de expansión regional del conflicto.
Situación militar y táctica
Israel ha ejecutado ataques quirúrgicos sobre los centros neurálgicos del programa nuclear iraní (Isfahán, Natanz, Fordow), así como instalaciones de mando y control del IRGC. Fuentes de inteligencia señalan que Israel utilizó sistemas F-35 con capacidad furtiva, drones de largo alcance Hermes 900 y munición guiada de precisión.
Irán, a través de su red de defensa integrada, respondió lanzando una oleada de Shahed-136 y misiles tipo Fateh-110. La mayoría fueron interceptados por la Cúpula de Hierro, con apoyo de sistemas THAAD y Patriot estadounidenses. El ataque iraní causó daños en Tel Aviv, Ramat Gan.
Repercusiones Internacionales
La ONU ha convocado una sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad, sin lograr aún una resolución vinculante. La Unión Europea manifiesta su preocupación por la posible ruptura del orden regional. Alemania y Francia apoyan el derecho a la defensa israelí; España e Irlanda abogan por la moderación. Estados Unidos mantiene un respaldo estratégico a Israel, aunque oficialmente no ha participado en la ofensiva inicial. El Eisenhower ha sido desplegado en el Golfo. Rusia y China condenan la operación israelí e instan al diálogo regional, posicionándose más cerca de Irán.
Se han registrado protestas masivas en Amán, Rabat, Yakarta, Karachi y Estambul. Algunos gobiernos árabes enfrentan presión interna para cortar vínculos con Israel.
Impacto económico y energético
El precio del petróleo Brent ha superado los 115 $ por barril, generando alarma en los mercados internacionales. Las bolsas de Nueva York, Frankfurt y Tokio han registrado pérdidas superiores al 2% en sus principales índices. Interrupciones logísticas en el Estrecho de Ormuz amenazan el 20% del tráfico global de crudo. Varias navieras han desviado rutas hacia el sur de África. El oro y el franco suizo experimentan alzas.
Riesgos políticos y de Seguridad global
La ruptura del diálogo nuclear entre EE.UU. e Irán entierra cualquier avance hacia la no proliferación. Se detectan movimientos de milicias pro iraníes en Irak, Siria, Líbano y Yemen. Posible activación de frentes secundarios. Riesgo alto de ciberataques contra infraestructuras energéticas y financieras occidentales. Amenaza latente de atentados.

El conflicto refleja una mutación geopolítica: el paso de la disuasión encubierta a la confrontación directa entre potencias regionales. Irán busca consolidar su rol de liderazgo en el eje chií, mientras que Israel redefine sus umbrales estratégicos. La respuesta de EE.UU., la cohesión del eje suní y la actitud de potencias como China y Rusia serán determinantes en la evolución de esta crisis.
Nos encontramos ante una potencial situación crítica en Oriente Medio, con potencial de contagio geopolítico global. La escalada Israel-Irán tiene el poder de redefinir equilibrios de poder, acelerar la fragmentación de alianzas y tensionar los mercados internacionales. La ventana diplomática se estrecha, y las próximas 72 horas serán decisivas para evitar una guerra regional abierta


