Rendirse no es fracasar
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La creación no surge de la nada. Buscamos un aliciente, una palabra, una relación, un objeto, un recuerdo, una sensación… cualquier cosa sería válida para comenzar a crear, a imaginar, y de ahí, posteriormente, saldrá un espectáculo, una novela, una pintura, un poema, una canción, un chiste, un ensayo filosófico
Las paredes parecen que se cierran cuando las ideas se niegan a salir, y hay un intento de huida hacia adelante, tengo que sacar esto como sea. Y si es un payaso, un clown, el artífice que intenta llevarlo a cabo, entonces, podemos esperar cualquier cosa.
Un globo, dos globos, tres globos, una carta sin destinatario, una conversación por teléfono, la pérdida de la ropa y de la dignidad, cientos de ideas, buenísimas ideas desechadas, la palabra perdida, el corazón palpitando.

Alberto Quirós está en ello, y nos muestra ese proceso de creación. No se rendirá aunque su espectáculo se llame La rendición. Quizás, precisamente por eso. Es un mago de la risa, un desastre con los objetos, a modo de los antiguos payasos clásicos que no daban pie con bola. Pero, ¿cuándo eso ha sido un obstáculo para un bufón? Para alguien que primero se ríe de sí mismo para, después, poder hacer reír a los demás. Tendrá que dialogar con su propia sombra distorsionada, con su propio vientre descompuesto (eso es cosa nuestra), con su pálida voz y su camino perdido, saliendo de escena, saliendo a la calle, con un rostro que no está pintado de blanco, pero con unos ojos que hablan por sí solos.
Lo lleva a la exageración, naturalmente, debe dar espectáculo, atraer a niños y adultos, y nos mostrará sus escombros, sus papeles arrugados por el suelo, la papelera mágica de donde sacará las instrucciones para seguir creando. Su trabajo es un sueño. ¡Cuántos quisieran equivocarse y hacer de ese error un mundo, una escena, un verso! Aquí me viene a la mente la Gramática de la Fantasía, de Gianni Rodari.
La rendición o la rendición. Es decir, no hay victoria posible ni absoluta. Pedazos de un fractal, usar la imaginación, la comodidad puede resultar incómoda, surgen problemas imprevistos que nos harán volar, y hasta el silencio será de gran ayuda en ciertos momentos. Mas no habrá culpa, aunque el autor e intérprete diga que sí. No hay culpa si crees en lo que haces, aunque a otros no les convenza demasiado.
Muchas son las cuestiones que nos podríamos plantear con La rendición: el miedo, la ingenuidad, la presión por sacar adelante un proyecto, la desesperación, pero también la satisfacción, el renacer, la frustración, la falta de comunicación, temer que una carta nunca llegue a su destino.
Rendirse ante la evidencia no es caer en el fracaso. Muy al contrario, es reafirmarse en lo que se está haciendo e intentar cambiar las tornas, porque rendirse no es de cobardes, es el intento de empezar de cero, de nuevo, y retar al receptor del mensaje a que entienda el absurdo, el interior oscuro del alma, el alma de este payaso sin nariz roja, ni cejas negras, porque lo que impera, en definitiva, es la libertad, libertad hasta para La rendición.
FICHA ARTÍSTICA
LA RENDICIÓN
Autoría e interpretación: Alberto Quirós
Dirección: Alberto Quirós y Lucio A. Baglivo
Escenografía: Trenzamundos
Música original: Gabriel Vidanauta
Acción dramática: Gabriel Chamé
Escritura dramática: Alberto Quirós, Lucio A. Baglivo y Fernando Ferrer
Grabación y fotografía: Gabriel Molinero
Espacio: Sala Tarambana