La Enciclopedia, ideada por Diderot y D´Alambert, fue una iniciativa de la Ilustración para compendiar todos los saberes de su tiempo, difundirlos y ponerlos al alcance de la humanidad con el fin de universalizar el conocimiento. El espíritu enciclopedista se extendió a la enseñanza y durante décadas las editoriales han publicado grandes o pequeñas enciclopedias para fomentar la cultura general entre un público cada vez más amplio. Hoy las enciclopedias clásicas están en crisis, como lo están los periódicos impresos y se han tenido que adaptar a los nuevos medios para seguir vendiendo sus productos editoriales.
En la era digital la transmisión de la información y el saber se han democratizado. La Wikipedia es la enciclopedia de Internet. Llega a muchos más lectores de los que jamás pudo soñar la más célebre de las enciclopedias tradicionales. Sus entradas son más participativas y variadas. Sin embargo, no hay detrás un equipo cualificado, formado por especialistas reconocidos.
Está probado que la mayoría de los usuarios que hacen una consulta en los buscadores de Internet no pasan de la primera entrada. Y ahí está la Wikipedia casi siempre en primer lugar. Los motores de búsqueda mandan. La información es poder y la difusión y control del conocimiento, también. Hoy Wikipedia es muy poderosa por la cantidad de visitas que tiene diariamente. Un dato o una opinión en esta plataforma alcanzan una difusión considerable. Internet es una ventana al mundo convertida en un inmenso fondo documental. Los internautas, en general, tienen una enorme confianza en la fiabilidad de esta enciclopedia digital y dan por buenos los contenidos de sus artículos. Se fían más de Wikipedia que de los periódicos, digitales o en papel, pues la línea editorial de los diarios lleva a muchos lectores a confiar o desconfiar a priori de lo que dice tal o cual medio según el color de quien los mira. Conocido es el caso de una exministra dimisionaria que plagió su Trabajo de Fin de Máster (TFM) de la Wikipedia, triste exponente de la degradación de la política profesional y la decadencia de la Universidad.
Wikipedia ha sustituido al Espasa, a la Larousse o a la Británica, se actualiza continuamente y es con frecuencia hipertextual. Y compite no solo con las antiguas enciclopedias, sino también con los demás medios de comunicación. Es una enciclopedia digital muy popular aunque notablemente desigual en la credibilidad de sus informaciones y en la calidad de sus artículos, que varía según las fuentes que utiliza, pues se vale tanto de referencias bibliográficas muy autorizadas como de textos no siempre prestigiosos ni procedentes de autores cualificados.
Wikipedia no es una enciclopedia que como tal mantenga una unidad coherente, sino que presenta una yuxtaposición de entradas muy heterogéneas. En forma y contenido No es raro encontrar contradicciones entre diferentes entradas relacionadas con un tema en particular o sobre temas diversos pero conexos. Con demasiada frecuencia encontramos que esta “enciclopedia virtual” se limita a un simple pega y recorta de artículos que se pueden localizar fácilmente en Internet.
Un ejemplo de esta falta de rigor y seriedad de esta enciclopedia digital e hipertextual es el de la “muerte” de Noam Chomsky en 2023, rumor falso que se propagó con enorme rapidez en las redes sociales y que fue desmentido de inmediato. El lingüista del MIT no estaba de parranda, pero tampoco era cierto que hubiera fallecido cuando ya circulaban los pésames y las necrológicas de urgencia por las redes sociales. Wikipedia, sin contrastar esa falsa noticia, se apresuró a modificar la biografía de Chomsky, publicando la fecha del fallecimiento. El dato incierto tuvo en esta fuente de sabiduría del ciberespacio, como tantas noticias en la red, una vida efímera. Pero suficiente para comprobar que los controles de calidad de esta enciclopedia virtual dejan mucho que desear. Y que es aconsejable acudir a otras fuentes más fiables para obtener información. Y no digamos conocimiento.
Las muestras que ponen en cuestión la validez de esta enciclopedia virtual se pueden multiplicar ad infinitum y son de diversa naturaleza. Si la falsa muerte de Chomsky es un ejemplo de falta de seriedad y profesionalidad en la gestión de la información y en el contraste de las noticias, hecho muy conocido en el periodismo profesional más solvente, hay otros casos de manipulación deliberada de la informacón. De forma que parece que la Wikipedia puede ser una herramienta muy útil para que los Ministerios de la Verdad nos difunda consignas, versiones oficiales o censuradas, concordantes con el relato que interesa a quienes controlan el invento. Así, cuando la diputada Cayetana Álvarez de Toledo le espetó, en un bronco debate, al entonces líder de Podemos Pablo Iglesias Turrión que su padre había sido un terrorista por sus vinculaciones con el FRAP, en la Wikipedia se dispusieron a recortar y maquillar la información sobre esa organización, seguramente desconocida para los más jóvenes.
Otro caso es el de la controvertida directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, cuyo perfil ha sido recientemente modificado justo en el momento en el que está en entredicho su gestión. La verdad en Wikipedia se modifica a conveniencia.
Es cierto que la verdad científica es siempre provisional y que hay pocas verdades eternas. O ninguna. Pero tanto como para que la enciclopedia más difundida del mundo actual esté cambiándola continuamente no parece muy serio. Las revisiones de los manuales y publicaciones se hacen con el propósito de actualizarlas, no de controlar y tergiversar la información.
Otro ejemplo más sin ánimo de ser exhaustivos. Si buscamos en Wikipedia la entrada relativa a la noción de “campo semántico”, comprobamos que es realmente pobre. Una enciclopedia con expertos en cada área del saber nunca hubiera hecho un artículo así, que parece más de “El rincón del vago”.
Wikipedia puede servir como mucho en el mejor de los casos para obtener un dato o una información puntual que necesitemos con urgencia. No siempre puede ser una fuente autorizada, un argumento de autoridad o en un referente válido en un trabajo académico o un informe profesional, porque incluso cuando sus entradas son correctas y ricas lo son porque se han elaborado a partir de verdaderas fuentes fiables.
Hasta la propia Wikipedia en un artículo habla de su dudosa fiabilidad. Lo cual lleva a que sea imprescindible que haya que plantearse una evaluación, externa, por supuesto, de las páginas web y de los contenidos de Internet. Para ayudar a los lectores más exigentes. Una evaluación que tendría que correr a cargo de especialistas y académicos, aunque esta propuesta pueda resultar elitista y poco democrática a los ojos de algunos. Una especie de marchamo que sirviera como la garantía de los consumidores de cualquier otro producto. Mientras tanto, parece razonable buscar información y conocimiento en páginas más solventes, aunque resulte más costoso.


