Cero a la izquierda

IMG_5190
Arrecian las quejas de los diplomáticos acerca del mal estado de los inmuebles en el extranjero en los que viven o trabajan con peligro no solo para ellos, sus familias y demás empleados en Embajadas y Consulados, sino también para quienes acuden para gestiones o, incluso, a actos sociales y de representación, una faceta profesional más de la diplomacia. Recientemente, en Casablanca murió una persona al desplomarse un ascensor del Consulado.

Sánchez, por su parte, ha tenido que comprometer de golpe un 0,7 % de nuestro PIB para llegar a un gasto de defensa del 2,0 % como se acordó en la OTAN en 2014 (dando un plazo de diez años). Rajoy apenas hizo nada. Sánchez ha tardado siete años en cumplir y no hubiera hecho nada sin el tirón de orejas de Trump. ¡Menudo bochorno!

Los británicos aseguran que “there’s no such thing as a free lunch”. Nada es gratis. En España se vive bien. Hay bolsas de pobreza y mucho por mejorar, pero todo el mundo concurre en que nuestro país es un pequeño paraíso. Ayuda nuestra climatología y nuestro carácter abierto, así como nuestra idiosincrasia sin perjuicio de que políticamente cohabitemos muy mal, y eso también tiene un precio.

Los gobiernos presumen de que nuestra economía va bien. Apenas somos punteros tecnológicamente, pero somos los que más crecemos en la Unión Europea asegura el Gobierno actual. “¡Paguen, pues, lo que deben!”, exclaman nuestros socios europeos y los aliados. ¿España más locomotora de la UE que Alemania? Estamos fuertemente endeudados. No es muy aconsejable, aunque ello depende de si crecemos y de nuestra capacidad de respaldar esa deuda.

Por otra parte, no pagamos todas nuestras facturas. Si los gobiernos no invierten en lo que deben, en diplomacia y en defensa, por ejemplo, otros después habrán de sufragarlo y más caro como con todos los gastos que se aplazan o se merma el servicio público y no se atiende a las necesidades de los españoles.

Observemos un instante al Ministerio de Exteriores. Nunca hubo antes tanto malestar. Lo canalizan las asociaciones profesionales, en especial la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), la que más afiliados tiene, muy enfrentada al Ministro.  

Señalan que anteriormente jamás se ha coartado tanto la delegación de responsabilidades. Nadie puede hacer nada sin autorización del Ministro, aseguran muchos. Los diplomáticos son funcionarios de calidad que han superado una oposición difícil. Tratarlos como a gente que hay que vigilar constantemente es absurdo e ineficaz. Las buenas maquinarias funcionan por delegación de responsabilidades. Hay a veces fallos, pero es un albur necesario y un sistema más eficiente que exigir que se pida permiso hasta para ir al baño. Los jefes no pueden mostrar tanta inseguridad.

Para remediar el mal estado de conservación de muchos edificios de Exteriores en el extranjero hay que invertir dinero. Si no se mantienen metódicamente las infraestructuras, todo se degrada y cuesta más ponerlo de nuevo en condiciones. Hay que invertir para mantener los edificios, pagar mejor a los empleados en el extranjero, adecuar las condiciones laborales que en casos se extienden a horarios que no son de oficina.

Hace falta un Servicio Diplomático más robusto y numeroso para poder atender los intereses de nuestro país, y mejorar las instalaciones y medios de los Consulados para poder atender enseguida a españoles y extranjeros que acuden a resolver problemas.

Ahora Sánchez rearma España, pero la defensa de nuestros intereses en el extranjero compete ante todo a la diplomacia y este gobierno, como otros antes, no cuida ni su infraestructura, ni su despliegue, ni sus medios, ni a sus empleados, ni, tampoco, a los diplomáticos. Los gobiernos se pueden desentender para dedicarse a cosas que les procuran un mayor beneficio político o personal, pero así descuidan lo general, lo público, lo español.

Tampoco tiene sentido ponerse a mal con Israel, muy amiga de EEUU y Marruecos. “C’est pas très intelligent, dirían espantados en la hábil diplomacia francesa. Mucha de la tecnología para luchar contra la delincuencia organizada, las mafias de inmigración ilegal, los espías de Putin y de Xi, y los que ilegalmente actúan contra nuestro país y su Constitución, viene de Israel y EEUU dos aliados que este gobierno, con advenedizos engreídos, han convertido en enemigos.  

No estar en un lugar cuando se debe es también un fallo importante o consecuencia de que uno no importa. No quiso Sánchez que se visualizara que en el funeral de Francisco sería un cero a la izquierda en medio de los Trump, Zelensky, Starmer, Macron, Von der Leyen, entre otros, porque Sánchez, poco aporta, así que se ausentó.

El precio por pagar al no invertir adecuadamente a tiempo o equivocarse en la política a desarrollar siempre es alto y con “sus” diez mil quinientos millones de euros para defensa, Sánchez lo acaba de demostrar. ¡Pobrecillo! Hasta da vergüenza ajena.

Carlos Miranda, Embajador de España

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Leave A Reply