miércoles 3 diciembre, 2025

El aquí y el ahora – La única realidad que existe

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«El pasado ya no existe, el futuro aún no llega. Solo el presente es real.»

La ilusión del tiempo psicológico

Vivimos atrapados en una dimensión temporal que rara vez se corresponde con la realidad. Nuestro cuerpo habita el presente, pero nuestra mente transita sin cesar entre recuerdos, suposiciones, proyecciones y planes. El “ahora” nos parece tan fugaz o irrelevante que lo ignoramos. Y sin embargo, es el único punto donde la vida sucede de verdad.

Todo ocurre aquí y ahora. Esta no es una frase motivacional, sino una descripción exacta de la experiencia consciente. Ni un solo pensamiento, emoción, decisión o acción puede ejecutarse fuera de este instante.

Solo en el presente podemos vivir, actuar, amar, sanar o despertar.

El mito de la línea del tiempo

Vivimos bajo una ilusión: que la vida transcurre en una línea recta que va del pasado al futuro. Esta concepción del tiempo es útil para organizar nuestra experiencia, pero no refleja la verdad de lo vivido. La vida no ocurre en esa línea; la vida ocurre aquí, ahora, en este instante.

Todo lo que creemos haber vivido, lo experimentamos en un presente anterior. Todo lo que imaginamos vivir, solo podrá experimentarse cuando se convierta en un presente. El pasado y el futuro son sólo ideas sostenidas por la memoria y la anticipación.

“El tiempo es un constructo mental. El presente es la única dimensión real de la existencia.”

Cuando nos damos cuenta de esto, no como una teoría sino como experiencia directa, algo cambia: nos liberamos de la carga del tiempo psicológico.

El presente no es un lugar — es un estado de conciencia

Estar presente no significa únicamente “estar físicamente aquí”. Muchos están presentes corporalmente, pero ausentes mentalmente: en sus pensamientos, en sus preocupaciones, en su pasado o su proyección futura.

El verdadero estar presente es un estado de conciencia en el que:

  • No estás distraído.
  • No estás identificado con tus pensamientos.
  • No estás resistiendo lo que es.
  • No estás esperando que este momento sea distinto.

Es una presencia lúcida, abierta, silenciosa, no reactiva.

Desde ahí, surge una experiencia de plenitud que no depende de lo que ocurra. No porque la vida sea perfecta, sino porque tú estás completo en ella.

¿Por qué huimos del presente si es el único lugar donde podemos vivir?

La paradoja es clara: el presente es todo lo que hay, y sin embargo, pasamos la mayor parte de nuestra vida evitándolo. ¿Por qué?

  • El presente nos enfrenta a nosotros mismos. Aquí no hay excusas, ni distracciones mentales que nos protejan. El presente nos desnuda.
  • Hemos sido entrenados para buscar sentido en lo que viene. El éxito, el logro, la seguridad, la felicidad: todo parece estar en el futuro.
  • El presente, muchas veces, duele. Trae incomodidades, emociones intensas, verdades no digeridas. Y preferimos anestesiarnos con recuerdos o fantasías.

Pero la verdad es que todo lo que evitamos en el presente, crece en la sombra. Solo lo que se observa con presencia se transforma.

El cuerpo como entrada al ahora

El cuerpo es sabio. No vive en el pasado ni en el futuro. Siempre está en el presente. Por eso, es un excelente portal para entrenar la presencia.

Cuando traes tu atención al cuerpo —a la respiración, a los sentidos, al latido—, automáticamente vuelves al ahora. El cuerpo no puede imaginar, planear, preocuparse. Solo puede sentir. Y el sentir siempre ocurre ahora.

“Pensar es del tiempo. Sentir es del presente.”

Cuanto más habitas tu cuerpo, más difícil es perderte en los laberintos mentales.

Vivir en el ahora no es desconectarse del futuro ni negar el pasado

Aceptar que solo el presente existe no significa despreciar la memoria o dejar de planificar. Significa hacerlo desde la conciencia.

  • Puedes aprender del pasado sin vivir en él.
  • Puedes proyectar el futuro sin ser esclavo de él.

La clave es no perderte en esas dimensiones. Usarlas cuando hace falta, y soltar cuando no.

Como decía Eckhart Tolle:

“Usa el tiempo, pero no dejes que el tiempo te use a ti.”

La calidad del presente determina la calidad de tu vida

Tu vida no es lo que hiciste, ni lo que planeas. Tu vida es la suma de tus “ahoras”. La calidad de esos momentos define el tono general de tu existencia. Si tu ahora es tenso, reactivo, insatisfecho… esa es tu vida. Si tu ahora es consciente, abierto, sereno… esa es tu vida.

No necesitas cambiar todo para tener una vida mejor. Solo necesitas presencia en lo que ya es.

El pasado y el futuro: construcciones mentales útiles, pero no reales

El pasado puede informarnos, enseñarnos, inspirarnos o advertirnos. El futuro puede ser proyectado con inteligencia para tomar decisiones. Pero ambos, si no se comprenden como abstracciones, se convierten en cárceles.

  • El pasado, cuando es revivido compulsivamente, se convierte en nostalgia, culpa, resentimiento o rencor.
  • El futuro, cuando se alimenta sin conciencia, se transforma en ansiedad, miedo, fantasía o expectativa.

Ambos son necesarios como herramientas de navegación. Pero no son lugares donde vivir.

¿Qué es el presente? ¿Y por qué nos cuesta tanto permanecer en él?

El presente no es un concepto; es una experiencia directa. Es el momento en que respiras, sientes, ves, escuchas, piensas o percibes algo.

Nos cuesta habitarlo porque la mente está entrenada para evitar la incomodidad, anticipar problemas o reproducir gratificaciones pasadas. Se vuelve adicta a lo conocido o a lo que “podría pasar”. Pero al hacer eso, se aleja de la única realidad viva.

Habitar el presente requiere presencia. Y la presencia es una forma de consciencia que no necesita intermediarios mentales. Es estar plenamente donde estás, sin fragmentación.

Beneficios de vivir en el presente

  1. Mayor claridad mental: cuando no estás cargando con los ecos del pasado ni con la presión del futuro, ves las cosas con más nitidez.
  2. Reducción del estrés y la ansiedad: el presente rara vez es insoportable; son los pensamientos sobre lo que fue o lo que podría ser lo que genera sufrimiento.
  3. Capacidad de respuesta auténtica: solo en el ahora puedes elegir cómo actuar. El resto es reacción automática.
  4. Disfrute genuino: el placer más profundo surge de una mente presente, no distraída.
  5. Conexión real con los demás: solo puedes escuchar, comprender o amar de verdad si estás aquí, no atrapado en tus pensamientos.

Obstáculos para permanecer en el ahora

  • El hábito mental de anticipar o analizar.
  • La búsqueda constante de resultados o gratificaciones futuras.
  • El miedo a estar con uno mismo en silencio.
  • La creencia de que el valor está en el logro, no en el instante.

Superar estos obstáculos requiere entrenamiento de la atención y una decisión consciente de vivir con presencia. No se trata de negar el tiempo, sino de recuperar el contacto con la realidad.

Ejercicio de la semana: Entrenar la presencia plena en la vida diaria

A lo largo de esta semana, enfócate en una práctica simple pero transformadora: aterrizar en el presente una y otra vez. Aquí tienes una propuesta estructurada:

Práctica 1 – Ancla consciente

Elige uno de estos anclajes para recordarte el aquí y ahora:

  • La respiración
  • El contacto de tus pies con el suelo
  • Los sonidos ambientales
  • La temperatura del aire en tu piel

Cada vez que notes que tu mente se va, vuelve a ese ancla. No luches. Solo vuelve.

Práctica 2 – Atención plena en lo cotidiano

Durante una actividad rutinaria (comer, caminar, ducharte, lavar platos), hazlo como si fuera la única cosa que existe. Siente cada movimiento, cada textura, cada sonido. Observa la mente queriendo irse. Tráela de vuelta. Suavemente.

Práctica 3 – Mini pausa consciente

Una vez por hora, detente 30 segundos. Respira. Observa. No hagas nada más. Es un reinicio interno.

Reflexión diaria sugerida

Al final del día, responde, honestamente, por escrito o mentalmente:

  • ¿Cuántos momentos viví realmente presente hoy?
  • ¿Dónde se fue más mi atención: pasado, futuro o presente?
  • ¿Cómo me sentí al habitar el ahora?
  • ¿Qué aprendí hoy al estar más consciente?
  • ¿Estoy viviendo o estoy recordando y anticipando todo el tiempo?
  • ¿Qué hay en mí que evita este momento?
  • ¿Qué descubro cuando simplemente me detengo y siento?

Estas preguntas no buscan juicio, sino despertar lucidez.

Práctica profunda: habitar el presente como elección existencial

Aquí te propongo un enfoque más comprometido para esta semana. No como ejercicio puntual, sino como un experimento de vida:

Mini-prácticas a integrar durante el día:

  • Despertar: Antes de salir de la cama, siente tu cuerpo y tu respiración. Repite: “Estoy aquí. Esto es ahora.”
  • Transiciones conscientes: Cada vez que cambies de actividad, haz una pausa de 10 segundos. Respira. Mira a tu alrededor.
  • Detección del “escape mental”: Cuando notes que tu mente se fue al pasado o al futuro, sonríe internamente y regresa. Sin reproche. Sin culpa.
  • Contacto humano: Cuando hables con alguien, míralo a los ojos y escucha sin preparar tu respuesta. Presencia pura.
  • Antes de dormir: Haz un repaso de momentos en los que estuviste presente. Agradécelos.

El presente no se entrena en la teoría, se entrena en el momento exacto en que lo olvidas.

El presente co

mo puerta a lo trascendente

Estar en el presente no es solo una técnica para gestionar el estrés. Es una vía directa hacia lo sagrado. Muchos sabios y místicos han dicho que el presente es la única puerta hacia la eternidad, porque al habitarlo plenamente, desaparece la separación entre el yo que piensa y la vida que sucede.

Cuando hay pura presencia, no hay ego, no hay esfuerzo, no hay miedo. Solo hay ser. Y ese ser no necesita nada más.

«Solo el ahora es eterno. Todo lo demás es pensamiento.»

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