Marruecos y España: Vecindad difícil, herencia del pasado y desafíos del futuro

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Intervención de Abdessamad Bencharif, Escritor y profesor universitario en Comunicación del Canal Cuatro de Marruecos, en el encuentro La Comunicación Digital en las dos orillas, organizado por la Asociación Mediterránea de Periodismo Digital (AMPO) y LaDiscrepancia (4 de abril de 2025)

Cuando la geografía se cruza con la historia, las relaciones entre países se vuelven complejas, resulta difícil ignorar los valores, culturas, comportamientos y concepciones que ambos han tejido juntos. Una memoria común cargada de alegrías y heridas del pasado, adornada con preocupaciones y ansiedades del presente, y habitada por los desafíos e incertidumbres del futuro.

Dado que Marruecos y España comparten una historia común, y están unidos por un destino geográfico lleno de contradicciones y paradojas, es natural que reflexionen juntos y en profundidad sobre las formas más eficaces, flexibles y dinámicas para hacer del diálogo y la comprensión un puente permanente y sólido, resistente a las tensiones políticas temporales y a los ánimos exaltados que puedan amenazar su estabilidad.

El periodista, historiador, diplomático y exministro marroquí Mohamed Larbi Messari lanzó hace años en Rabat, durante una conferencia sobre las relaciones hispano-marroquíes, una frase célebre que llamó la atención: «Liberen las relaciones entre Marruecos y España del olor a sardina». Esta expresión tuvo un efecto mágico en el exministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, quien no pudo contenerse y estalló en carcajadas, expresando su admiración por la precisión de la descripción, la imaginación del autor de la frase y su visión estratégica de las relaciones bilaterales. Messari explicó que los asuntos del pescado ya no se resolvían únicamente entre Rabat y Madrid, sino que se trataban con cálculos equilibrados entre Rabat, Madrid y Bruselas, al igual que muchos otros asuntos que parecen de naturaleza bilateral, pero que, en realidad, afectan a toda Europa.

Es indudable que las relaciones entre Marruecos y España han atravesado períodos de tensión y crisis, especialmente porque han estado marcadas por la influencia de asuntos conflictivos y altamente sensibles, como la postura de España respecto a la cuestión del Sáhara, la migración y otros..

A través de mi seguimiento personal de la evolución de las relaciones entre ambas orillas y mi participación en varias conferencias sobre el tema, he observado que ha existido una especie de competencia entre Marruecos y España, con agendas y objetivos a menudo divergentes..

A veces me parece que España le resulta difícil distanciarse del legado de la reina Isabel la Católica, quien, en su lecho de muerte, dejó escrito que «las verdaderas fronteras de España terminan en las montañas del Atlas marroquí». Esta visión llevó a España a tratar de contener lo que percibía como una amenaza marroquí mediante la toma de posiciones estratégicas en el mar Mediterráneo.. Cabe destacar que Marruecos, en determinados períodos históricos, construyó parte de su identidad sobre la base de la defensa de Dar al-Islam ( Tierra del Islam) frente a los ataques ibéricos ( España y Portugal)

¿Qué quieren los Marroquíes?

El gran interés y la intensidad de los trabajos y investigaciones sobre las relaciones entre Hispano marroquíes en Marruecos, reflejan el profundo deseo de los marroquíes de comprender y desentrañar lo que escritor Mohamed Larbi Messari llamaba «la jeroglífica ibérica», en una clara alusión a la complejidad y la interconexión de estas relaciones.

En este contexto, cabe mencionar el libro «La otra España», publicado por Messari antes de su fallecimiento, en el que abordó cuestiones fundamentales sobre estas relaciones.

Messari, considerado uno de los mayores expertos en las relaciones entre Marruecos y España, no ocultaba su admiración por la experiencia democrática española.

Sostenía que la transición democrática en España fue importante, histórica, y la única en el siglo XX con tales características, constituyendo un modelo digno de ser tomado en cuenta al hablar de lo que ocurre en el mundo árabe.

En la misma línea, destaca el libro «Las relaciones entre Marruecos y España, desde la muerte de Hassan II hasta la abdicación de Juan Carlos», del periodista Nabil Driouch, quien pertenece a una nueva generación que ha comenzado recientemente a trabajar en este tema. Esto significa el surgimiento de una nueva visión sobre España, que experimenta profundas transformaciones debido al cambio en los datos, mentalidades y enfoques, así como a la creciente tendencia del pensamiento político español a priorizar los grandes intereses estratégicos de Madrid y la necesidad urgente de coordinar la seguridad y la inteligencia con Rabat en temas de vital importancia para ambos países, como la seguridad, la inmigración irregular y la lucha contra el terrorismo.

Sin duda, los marroquíes han cambiado y España también ha cambiado, al igual que los periodistas de ambas orillas y los expertos que analizan estas relaciones. Sin embargo, aún queda un gran esfuerzo por hacer a nivel psicológico, intelectual y ético por ambas partes. Algunos complejos del pasado, resultado de siglos de vecindad marcados por enfrentamiento, sentimientos mixtos de rencor y desprecio mutuo, siguen presentes.

Aunque los momentos de distensión cautelosa han sido el mecanismo utilizado para evitar lo peor y superar las tensiones cíclicas que caracterizaron las relaciones entre Marruecos y España.

Esto se refleja en el capítulo que Nabil Driouch dedicó en su libro a la metodología adoptada por el gobierno español después de los atentados de Madrid en 2011. En aquel entonces, el gobierno español optó por una diplomacia flexible y renovada, apoyando a Marruecos en resolver el conflicto del Sáhara. Algo similar ocurre hoy con la postura del actual gobierno español, que ha impulsado un nuevos acuerdos de cooperación, y ha reforzado la colaboración en seguridad e inteligencia.

Sin embargo, sigue habiendo problemas, siendo el principal, la negativa de España a tratar cuestiones de carácter fronterizo como el de Ceuta, Melilla.., sobre las cuales el difunto rey de Marruecos Hassan II propuso hace décadas la creación de un grupo de reflexión.

Lo que se puede deducir de la dinámica de análisis y reflexión sobre las relaciones hispano­ marroquíes por parte de la élite cultural y mediática, así como de los cambios geoestratégicos ,en especial la seguridad regional, es que Marruecos se ha convertido en socio principal y estratégico de España.

Desde una perspectiva geopolítica, y dado que Marruecos ha superado con éxito su transición y desarrollo económico, España lo percibe cada vez más como un modelo de estabilidad en el norte de África, con una creciente importancia estratégica.

De otra parte, no se puede ocultar la admiración de una parte importante de las fuerzas políticas y de las élites intelectuales marroquíes, especialmente de izquierda, por el modelo democrático español, que logró una transición pacífica y sin violencia.

Las fuerzas y élites marroquíes consideran que la clase política española llevó a cabo, con inteligencia, pragmatismo y responsabilidad, un proceso de modernización, pluralismo político y revolución mediática, lo que permitió un salto económico gracias al desarrollo político y mediático.

Es notable que, a mediados de los años setenta, ambos países tenían oportunidades similares para alcanzar la democracia, la modernidad y el progreso. Sin embargo, mientras España llegó con éxito al puerto de la democracia y el desarrollo, Marruecos perdió esa oportunidad debido a la desconfianza entre los actores políticos, el clima de represión durante los «años de plomo», los conflictos internos y el alto coste de la guerra del Sáhara.

Cuestiones y desacuerdos pendientes.

Los cambios recientes en las relaciones bilaterales y la inclinación de España oficial hacia un nuevo enfoque en la gestión de su vecindad con Marruecos, junto con la distensión en varios asuntos, han llevado a numerosos actores políticos y económicos, así como a las élites culturales de ambos países, a convencerse de la necesidad de dialogar, compartir y complementar entendimientos.

Si bien algunos vestigios negativos del pasado siguen teniendo un impacto contrario a esta lógica de cooperación y asociación multidimensional, sigue habiendo quienes aún alimentan y refuerzan estos resabios en vez de mirar hacia el futuro. Los españoles deben – más que nunca – escuchar, con serenidad y sabiduría, las legítimas demandas de la otra orilla, en lugar de considerarla un actor menor en las ecuaciones geoestratégicas y geopolíticas.

El gobierno español, particularmente durante el gobierno de José María Aznar, adoptó una política que no tuvo en cuenta la importancia y el papel de Marruecos a nivel regional e internacional, ni su imagen y reputación. Ignoró las dinámicas de reforma emprendidas por Marruecos y, en cambio, optó por jugar con los intereses comunes, promoviendo posturas y discursos provocadores y a veces arrogantes. Su estrategia buscó deliberadamente socavar las soluciones políticas que cuentan con el respaldo y la satisfacción de la comunidad internacional sobre la integridad territorial de Marruecos.

Además de los clichés prefabricados y los estereotipos que algunos medios de comunicación y partidos políticos en España han promovido y siguen promoviendo sobre la inmigración y los inmigrantes. A pesar de ello, las autoridades marroquíes han emprendido un esfuerzo serio para combatir este fenómeno y contener las redes y mafias que lo alimentan.

Las relaciones entre ambos países vecinos han estado marcadas por crisis y tensiones periódicas, aunque estas suelen ser contenidas mediante esfuerzos diplomáticos. Recuerdo que en la primera visita que el rey Mohammed VI realizó a España en septiembre de 2000, la cual tuve la oportunidad de cubrir para la 2ª cadena marroquí (2M), quedó claro, por el ambiente que la rodeó, los discursos pronunciados y los acuerdos firmados posteriormente, que el comportamiento político español, al menos en su versión oficial, estaba impulsado por una fuerte voluntad de preservar el legado común entre ambos países. Sin embargo, en la realidad, los hechos mostraban una perspectiva diferente y sorprendente.

El rey Juan Carlos no se equivocó en su día, cuando, en su discurso durante la cena de gala en honor al monarca marroquí, afirmó que «España y Marruecos están llamados a desempeñar un papel de vanguardia, ya que son motores activos de dos bloques regionales: la Unión del Magreb Árabe y la Unión Europea». Tampoco erró al destacar que las relaciones entre ambos países habían alcanzado un grado de madurez que exigía resolver las diferencias pendientes.

En el mismo contexto, el rey Mohammed VI expresó su convicción de que «una vez que desaparezcan las cicatrices del pasado, se liberarán las energías creativas de Marruecos y España». También afirmó: «Todavía no hemos logrado juntos crear un espacio de intereses comunes y complementarios que respete todos los aspectos y dimensiones soberanas de nuestros países».

Si estas palabras apuntan a la necesidad de preservar los intereses compartidos y avanzar hacia el futuro con un enfoque diferente, basado en el realismo histórico, la inevitabilidad geográfica, el pragmatismo político, la equidad en la asociación económica y unas relaciones bilaterales fundamentadas en la responsabilidad, la ambición y la credibilidad, los marroquíes consideran que sería preferible que los responsables políticos en Madrid dejaran de recurrir a las viejas espadas del pasado cada vez que surge una crisis.

Asimismo, los partidos políticos y los medios de comunicación, tanto tradicionales como digitales, no deberían seguir presentando a Marruecos como un espacio de atraso o como una fuente de preocupación, tensión e incomodidad .

En una entrevista realizada en 2023 por el canal cultural marroquí con el exministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, en el marco del prestigioso Foro Cultural de Asilah, el diplomático español resumió muchas cuestiones con las siguientes palabras:

«…  Hay un conjunto de medidas que ya se han implementado y que han dado resultados concretos en Marruecos. Ahora debemos trabajar para transferirlas a través de la cooperación con los países del sur. Esto es lo que hay que desarrollar y apoyar, y esto es lo que Europa debería haber hecho en lugar de aferrarse a las prácticas del pasado. Debemos abrir bien los ojos.... Por esta razón, siempre he desarrollado la idea de que Marruecos y España, en esta nueva geopolítica multipolar, tienen la responsabilidad de ser el vínculo entre Europa, África y África subsahariana…«

Cuando dialogamos, interactuamos, nos comunicamos y confiamos unos en otros, ponemos el tren de la vecindad positiva y productiva sobre la vía correcta. Además, nos involucramos en la dinámica de establecer efectivamente una verdadera transición en las relaciones entre ambas orillas, lo que implica movilizar y activar las instituciones mediáticas, especialmente las digitales, para cumplir con su deber profesional y ético, contrastando las noticias falsas, la desinformación y los datos incorrectos.

Es fundamental detener la difusión de estereotipos, discursos de desprecio, odio y burlas gratuitas hacia cualquier parte. Este papel se vuelve más urgente y crucial debido al inmenso alcance de la prensa digital, impulsado por la arrolladora revolución tecnológica que constituye la actual guerra global.

Especialmente en el contexto de la feroz competencia entre varias potencias por el liderazgo en inteligencia artificial, no es sorprendente ver a las grandes potencias entrando en confrontaciones geopolíticas directas para controlar el mundo. Debemos recordar aquí lo que dijo el presidente ruso, Vladímir Putin, en 2017, cuando hablaba con un grupo de estudiantes y periodistas rusos, como si predijera lo que está ocurriendo hoy:

«Quien lidere el campo de la inteligencia artificial será el dueño del mundo o gobernará el mundo»

Frente a lo que podría llamarse «imperialismo digital», los países de la Unión Europea han adoptado un modelo alternativo denominado «inteligencia artificial confiable», que se convirtió en un desafío estratégico en la cumbre mundial celebrada en París en febrero de 2025.

El objetivo de los países de la Unión Europea con este modelo debe ser garantizar un espacio digital seguro que permita un uso racional y ético de la inteligencia artificial y sus derivados, partiendo de la premisa de que la sumisión y la obediencia al modelo tecnológico autoritario de Estados Unidos y China no son un destino inevitable.

Uno de los principales objetivos de la difusión de noticias falsas es cambiar las actitudes, posiciones y prioridades del público respecto a los temas y eventos, aplicando leyes de propaganda e influencia política. Además, busca desacreditar a las instituciones y figuras políticas y sociales, menospreciarlas, debilitar el periodismo serio y responsable, socavar la confianza del público en los medios, y generar un impacto emocional en la audiencia para obtener su apoyo en cuestiones que pueden no ser de su interés general. Otros objetivos incluyen engañar al público, desviar su atención de los hechos, distorsionarlos y manipularlos, así como sembrar discordia y conflictos provocando ciertos sectores de la sociedad y fomentando el caos y la duda..

Me quedo aquí por motivos de tiempo.

De nuevo quiero agradecer a la Asociación Mediterránea de Periodismo Digital (AMPO), y el medio digital Español «Ladiscrepancia» haberme invitado para participar en este valioso encuentro en Madrid (04/04/2025)

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